Una pequeña lancha bajo un centenario árbol “mimosu” nos recibe, anticipándonos el doble paisaje que rodea el hotel: verde a un lado, la ría al otro y la montaña abrazando al mar… La casa, dentro de una finca de seis mil metros cuadrados, con árboles frutales, una huerta y corral propio, que es la alegría de nuestros visitantes más pequeños, cuenta además con una panera y un llagar de sidra artesanal.
Número total de plazas: 19