En el templo actual reconstruido en 1929 sólo se conservan algunos vestigios románicos de finales del siglo XII, como los canecillos, algunos esculpidos con motivos zoomorfos, que se recolocaron en el alero del cuerpo central.
También se mantienen dos accesos románicos a los pies de la nave central de medio punto y guardapolvo y el del lado sur sin ornamentación.